En Andoke, sabemos que la vida no solo se mide en árboles grandes o animales imponentes. A veces, la sostenibilidad depende de seres diminutos que rara vez notamos. Este mes queremos poner la lupa sobre quienes trabajan en silencio para que podamos comer: los polinizadores.
Un trabajo pequeño, un impacto inmenso
Más del 75 % de las frutas y verduras que consumimos en Colombia dependen de la polinización. Sin este proceso natural, muchas plantas simplemente no darían frutos. Y aunque el viento y el agua pueden ayudar, en la mayoría de casos el trabajo lo hacen los insectos.
Abejas, mariposas, escarabajos… cuando vuelan de flor en flor buscando néctar, transportan polen y aseguran que la vida continúe. Su labor sostiene ecosistemas, cultivos y paisajes. Y sin ellos, nuestros platos estarían mucho más vacíos.
¿Qué frutas les debemos?
Muchas de nuestras frutas favoritas existen gracias a los polinizadores:
maracuyá, mango, papaya, zapote, tomate, aguacate, granadilla, cacao, café…
Detrás de cada bocado, hay una pequeña alianza entre insectos y flores.
¿Y si desaparecieran?
La pérdida de polinizadores sería una crisis silenciosa pero devastadora. Disminuiría la diversidad de alimentos, aumentaría la escasez y se romperían cadenas naturales que tardaron siglos en construirse.
Hoy ya vemos señales de alerta: el uso de pesticidas, la deforestación y el cambio climático están afectando sus poblaciones.
¿Qué podemos hacer desde casa?
Proteger a los polinizadores está en nuestras manos. Para ayudarlos podemos cultivar flores que los alimenten. evitar pesticidas, comprar productos responsables y apoyar espacios educativos como Andoke.
Cuidar a los polinizadores es cuidar la vida. Es una tarea silenciosa, pero urgente.
Y empieza por reconocerlos, respetarlos y hacerles espacio en nuestro día a día.
En Andoke lo enseñamos con cada recorrido, cada mariposa, cada historia.
Porque sin polinizadores, no hay comida. Y sin comida, no hay futuro.